Como era de esperarse, ellos se divirtieron de lo lindo y para mí, como niño de sólo 6 años sólo me toco agarrar el mando por menos de 5 segundos para mover a un personaje circular y amarillo que comía puntitos (el famoso Pac Man). De allí en adelante cuando iba a casa de mis primos, veía la caja de este juego en su cuarto; por una rendija miraba su contenido y de vez en cuando les pedía que lo conectaran para jugar, petición que ellos nunca atendían.
Cuando aprendí a leer descubrí que en esa caja plateada decía en letras rojas Atari 2600. Los años pasaron, crecí, mis primos se alejaron y todo eso quedó en recuerdos, hasta un par de años. Con el ingreso de Internet a nuestros hogares y junto con esto, el mar de información disponible. El investigar acerca del Atari 2600 fue una de mis primeras ocupaciones. Descubrí que fue la primera consola de videojuegos con cartuchos intercambiables, sus versiones y presentaciones, que fue sinónimo de juegos de vídeo en los 80s, sentando las bases de los gamers, Wii, Xbox, Play Station y en general de la cultura de los videojuegos de hoy.
Finalmente, faltaba conseguir uno y descobrarme esas partiditas ochenteras que nunca fueron conmigo. Gracias a mi costumbre de caminar por la ciudad, logré conseguir no sólo uno, sino cuatro, siendo un ejemplar de cada versión que salió a la venta de este modelo. Sin lugar a dudas, los vientos de los ochentas aun siguen vivos y se encuentran donde uno menos los espera.